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lunes, 9 de enero de 2012

Yasuní salvado

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha alcanzado la cifra de los 100 millones de dólares necesarios para la renovación del proyecto Yasuní-ITT. Si el 31 de diciembre no llegaba a la cuota acordada en 2010 entre el presidente de Ecuador y la ONU, el Parque Nacional Yasuní, Tierra Sagrada para las comunidades nativas, uno de los lugares con mayor biodiversidad del mundo situado en la amazonia ecuatoriana, corría el peligro de ser destruido.


Los 116.852.503,63 dólares conseguidos en 2011 han sido suficientes para que Rafael Correa no ponga en marcha el plan B: la creación de carreteras y pozos de extracción petrolífera con la consiguiente deforestación del parque declarado Reserva de la Biosfera desde 1989. Ya que si no llegaban a los 100 millones de dólares, el jefe de Estado amenazaba con la segunda alternativa: “Porque nuestra responsabilidad es con nuestro pueblo, todavía tenemos pobreza y no podemos dejar esos recursos que ayudarán a nuestro país”.

Y es que del subsuelo de Yasuní se pueden obtener 846 millones de barriles de petróleo, equivalentes a 7.200 millones de dólares (5.385 millones de euros). El presidente, consciente de la situación de dualidad económica que atraviesa su país, con zonas de extrema pobreza y una pequeña elite terrateniente, ofreció en 2007 dejar el combustible bajo tierra si la comunidad internacional le compensaba con 3.600 millones de dólares (2.693 millones de euros) en 13 años, evitando la emisión a la atmósfera de más de 400 millones de toneladas de CO2.

La Asamblea General de la ONU dio el visto bueno en 2010, pero sin un destino fijo al que iban las donaciones y con la ambigüedad del presidente ecuatoriano en la creación de un órgano para distribuirlas, se generó desconfianza en los países donantes. Por ello a partir de este mismo septiembre son administradas por la ONU a través del PNUD. Con los recursos recaudados, el fondo para el capital garantiza: la promoción de la energía renovable, la protección de zonas naturales y la fomentación del desarrollo sostenible.

Para que no ocurra como en los parques colindantes, que han sufrido graves daños ecológicos y conflictos sociales por la apertura de la selva al hombre industrial debido a la explotación de yacimientos de combustible fósil desde hace décadas, Alemania se ha comprometido a entregar 50 millones de euros anualmente. Ivonne Baki, responsable de la iniciativa ambiental Yasuní-ITT, aclara en declaraciones a EFE que las donaciones pueden ser privadas o institucionales: “Cualquiera puede aportar, vale con un dólar para salvar Yasuní”.

Regado por varios ríos afluentes del Napo, refugio del Pleistoceno donde las glaciaciones del Cuaternario no tuvieron efecto, corazón latente de la Amazonia, se descubre ante los visitantes un paraíso tropical cuya flora y fauna se ha conservado durante millones de años y desarrollado ante los ojos de las cuatro poblaciones indígenas supervivientes: Naporuna, Waorani, Tagaeri y Taromenane. Allí donde se pose la vista puede ser contemplada una insólita especie animal y vegetal. Kelly Swing, fundador de la Estación de Biodiversidad de la Universidad San Francisco de Quito, a orillas del río Tiputini, cataloga cada mes una especie nueva.

En la región ecuatoriana se encuentran parte de los glaciares andinos, selva amazónica y las islas Galápagos. Un gran patrimonio natural que debería ser económicamente más rentable que todo el petróleo extraído de las profundidades de Yasuní. “Si empiezan a construir carreteras todo está perdido” Swing se muestra muy preocupado por el futuro de este edén inexplorado, por las comunidades sedentarias o semi-nómadas que se encuentran en aislamiento voluntario y por la riqueza que hay en cada rincón del parque, santuario de más de 2.000 especies de árboles, 600 aves y cien mil tipos de insectos.

A partir de ahora el proyecto Yasuní-ITT se centrará en la difusión del parque a nivel internacional con la creación de la campaña “Yasuní recorre el mundo”. El objetivo marcado al que pretende llegar es a los 291 millones de dólares en 2012 para volver a salvar la naturaleza ecuatoriana, casi el triple de la cuantiosa cifra de este año que acaba de finalizar. Ivonne Baki  recuerda que a pesar de la crisis económica que viven los países desarrollados, la ecológica no tiene vuelta atrás: “Ante la crisis climática mundial, si no hacemos algo ahora, va a ser muy tarde y va a costar muchísimo más”. 




Páginas de Interés:
Proyecto Yasuní-ITT

miércoles, 4 de enero de 2012

Cumbre de Durban: Compromiso con miras a 2020

Después de 14 días de arduas negociaciones, los más de 190 países reunidos en Durban han llegado a un acuerdo: la creación en 2015 de un protocolo, instrumento o marco legal que limite las emisiones, aplicable a todos los países y que entrará en vigor en 2020. Junto con esta hoja de ruta, la puesta en marcha del Fondo Verde para el Clima y la continuación del protocolo de Kioto, que expiraba este año, se confía mantener el aumento de la temperatura por debajo de los 2ºC críticos respecto a la era preindustrial. 

La presidenta de la conferencia, Maite Nkoana-Mashbane (dcha.), aplaudida por Teresa Ribera, secretaria de Estado de Cambio Climático (izq).

Se esperaba un pulso entre EEUU y China -responsables del 50% de las emisiones de gases contaminantes- bajo la atenta mirada de la presidenta Nkoana-Mashabane; pero la UE, constante mediadora durante la XVII Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático, rompió los apoyos del gigante oriental -G-77+China- para ponerse de su parte a los Países Menos Desarrollados (PMD) y a la Asociación de Pequeñas Islas Estado (AOSIS) que temían por la subida del nivel del mar y aspiraban a la prorrogación del convenio que les ha hecho llegar inversiones.

La secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera, lanzó un ultimátum al resto de países dejando clara la posición de la UE de no apoyar una continuación de Kioto si no conseguían arrancar nada del resto: "La UE no va a respaldar salir de Durban con el único compromiso de un segundo periodo del Protocolo de Kioto si al final de ese periodo de transición no están todos". Para Yvo de Boer, que dirigió la negociación sobre el cambio climático de la ONU entre 2006 y la fallida 2010 en Copenhague: “La UE por primera vez en mucho tiempo está teniendo una posición firme”.

Conseguido el texto vinculante para 2015 y su puesta en marcha en 2020, hay voces que presentan ciertas dudas sobre su futuro. Ya en 2007 durante la Convención de Bali se pactó una hoja de ruta para tener un acuerdo que fracasó dos años más tarde. Jayanthi Natarajan, ministra de Medio Ambiente y Bosques de India, conocedora del progresivo incremento -60%- de las emisiones del país en la última década, se ha mostrado recelosa del posible tratado de 2015: “A mí no me gusta protocolo ni instrumento legal. ¿Cuál es el problema en tener otra opción? India nunca será intimidada de esa forma”.

Por su parte, Canadá, Rusia y el anfitrión del tratado, Japón, no permanecerán en la segunda fase de Kioto: “eso es el pasado”. Un pasado que no ha finalizado cuya fecha de expiración todavía no está decidida, poniendo como posibles límites el 2017 o 2020. Con la prolongación del protocolo hasta ese plazo y respaldados por el Fondo Verde para el Clima -acordado hace un año en Cancún- que aportará 100.000 millones de dólares anuales a partir de la siguiente década, los PMD deberán hacer frente al cambio climático con una política de crecimiento económico sostenible con poco carbono, evitando así la deforestación.

Un esfuerzo económico necesario, ya que actualmente estos países emergentes producen el 54% de emisiones de gases efecto invernadero, aumentando en los últimos diez años un 30%. Según la revista Nature Climate Change el 2010 fue el año de toda la historia en que más se registraron emisiones de CO2, llegando a las 10.000 millones de toneladas. La Agencia Internacional de La Energía insistió en Sudáfrica que el tiempo de actuar se acaba y The Climate Action Tracker, calculó que con los actuales compromisos la subida de temperatura sería de unos 3,5 grados.

¿Qué pasaría entonces? Según Theodore Houghton, copresidente del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC): “Se producirá un daño generalizado por el aumento del nivel del mar y olas de calor, con inundaciones y sequías más frecuentes e intensas”. Además, disminuiría la superficie de hielo y nieve de las regiones árticas y parte de la biodiversidad existente en los océanos. Para Gerardo Benito, experto en fenómenos climatológicos extremos del CSIC: “En los sistemas naturales puede haber un momento a partir del cual los gases invernadero empiecen a generar efectos incontrolables e irreversibles”.

Puesta la mirada en la próxima decimoctava cumbre, en Doha, Qatar; con la incertidumbre que genera la hoja de ruta pero con el propósito marcado de evitar los 2ºC más, el jefe de la delegación China, Xie Zhenhua, ha pedido más sinceridad política a los países desarrollados el próximo 26 noviembre. Allí los Estados deberán gestionar el futuro de las emisiones de gases efecto invernadero y el excedente de unidades asignados al primer compromiso de Kioto, porque para el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon: “El futuro del planeta está en juego. He visto el mar abierto donde antes el hielo conquistaba el horizonte”.



El Efecto Invernadero garantiza las temperaturas templadas del planeta. Es el proceso por el que ciertos gases de la atmósfera retienen gran parte de la radiación infrarroja emitida por la Tierra y la devuelven de nuevo a la superficie terrestre calentando la misma.

A pesar de que el vapor de agua es más activo, pero natural; el CO2, antropogénico, es la principal sustancia que supone el 64% del efecto invernadero y que sigue aumentando con más rapidez. Antes de la Revolución Industrial la concentración de dióxido de carbono era de 280 ppm, en estos momentos es de 389,6 ppm. Los científicos estiman que no se debe sobrepasar los 450 ppm, lo que supondría resultados críticos.

Desde 1975 el incremento de temperatura por década es de unos 0,15ºC. De aquí al siguiente siglo, ésta habrá aumentado de 2ºC a 3ºC según el IPCC, lo que significará el mayor cambio climático para la Tierra en los últimos 100.000 años.  En el año 2010 se batieron récords con la emisión de 10.000 millones de toneladas de CO2. Liderando la lista de este crecimiento: China (10,4%) e India (9,4%), después EEUU (4,1%), Rusia (5,8%) y la UE (2,2%). Actualmente la cantidad de emisiones de CO2 por habitante es de: 6,8 toneladas en China, 8,1 toneladas la media europea y de 16,9 toneladas en EEUU.

jueves, 15 de diciembre de 2011

HERVÉ KEMPF: “LA CUESTIÓN POLÍTICA ESENCIAL DE NUESTRA ÉPOCA ES LA CRISIS ECOLÓGICA”


Hervé Kempf, editor de Medio Ambiente del diario Le Monde y una de las voces más autorizadas del ecologismo ha presentado su nuevo libro Cómo los ricos destruyen el planeta en la Universidad Complutense de Madrid. Dirigido a los lectores occidentales y japoneses, con una prosa clara y directa, explica la relación entre la actual crisis social, la constitución de la oligarquía y la crisis ecológica.


Inmersos en la Sexta Extinción de las especies del planeta, con una diferencia de 65 millones de años respecto de la anterior, en la cual se extinguieron los dinosaurios terrestres, Kempf reflexiona sobre el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación generalizada de los ecosistemas: “Hasta el océano, el ecosistema más grande del planeta nombrado como infinito e ilimitado, cada vez es más frágil. Estamos a principios de siglo XXI y la biosfera no logra recuperarse frente a la actividad humana”.

Desde hace más de 30 años los ecologistas empezaron a avisar de estos posibles peligros, a crear una señal de alarma. Sin embargo, “a pesar de que la sociedad tiene esta información a su alcance, no se mueve, no cambia” Pero el entorno cultural, el medio avanza, “estamos en un marco histórico mundial, la crisis ecológica y social ha llamado a la puerta, se mueve” A partir de este punto Kempf se desplaza al plano del análisis social para buscar la causa de esta crisis histórica: “La pregunta es: ¿por qué nuestra sociedad no se mueve? La respuesta se halla en la desigualdad”.

Para llegar a esta conclusión se apoya en los estudios de Milton Friedman, que analizó la evolución entre la relación del ingreso medio de los empresarios de EEUU y el de sus trabajadores; “La desigualdad comenzó a notarse en 1980, después de un fuerte desarrollo económico”. Con este aumento progresivo de la divergencia económica en los años ochenta, el capitalismo mutó, creando una clase muy rica llamada oligarquía, la cual “para manifestarse, acude a un consumo voraz y tremendo, influyendo aún más en la diferenciación de clases”. 

Es a partir de ese momento, haciendo referencia a un olvidado economista del siglo XIX, Thorstein Veblen, cuando “las sociedades se vuelven ostentosas, encontramos una rivalidad entre individuos, simbólica, de prestigio, donde los individuos van a manifestar por signos exteriores que son superiores a los de su alrededor”. En esta situación de lucha posesiva, Kempf alega que las personas de una capa social encuentran el modelo apropiado de prestigio en la capa superior: “De abajo hasta arriba, todo el mundo intenta imitar a los que están por encima”.

Aunque el mensaje del libro va dirigido a la sociedad capitalista occidental y japonesa, Kempf está preocupado porque en un mundo globalizado: “El modelo cultural de la oligarquía en los países occidentales se proyecta en el conjunto de todas las sociedades del mundo, las clases superiores de los países del sur aspiran al modelo de las clases superiores del norte, al igual que pasa con las clases medias “. Por lo tanto entiende que hay una convergencia en el nivel de vida, lo que causa que los recursos del planeta no puedan responder más. 

¿Cómo ha llegado esta concienciación de la oligarquía al resto de estratos de la sociedad? En Cómo los ricos destruyen el planeta explica que la oligarquía bloquea la evolución necesaria mediante el poder y el modelo cultural de consumo. Conocedor del campo periodístico, Kempf se muestra crítico: “El espacio público está ocupado por algo que no habla de las verdaderas cuestiones” Los medios de comunicación son los principales valedores de esta inmovilización, “es la herramienta para que la mayoría de la sociedad no se haga estas preguntas”. Dirigiéndose a futuros periodistas en la Facultad de CC de la Información de la UCM da las claves de actuación para romper este aislamiento: “compromiso personal, empujar para que se abra un debate político y trabajar para que los países en vías de desarrollo tengan un crecimiento sano”.

El discurso de Hervé kempf hace una llamada a los medios de comunicación, a los poderes políticos y a la sociedad: “Si queremos solucionar la crisis ecológica, la cuestión principal del siglo XXI, debemos reducir el consumo de material de energía, siendo solo posible mediante la reducción de las desigualdades”. Así que recalca que es necesario reorientar nuestra economía hacia objetivos con menor impacto ecológico, plantear la cuestión de desigualdad en el centro del panorama político, y cambiar nuestro modo de vida.

Esto supone una orientación hacia un descenso en el consumo de energía, lo que él llama decrecimiento, aunque “este concepto da miedo a los políticos, por lo que yo prefiero utilizar objetor de crecimiento”. No obstante presenta serias dudas de la transformación social, ya que “vivimos mejor que nuestros padres, ¿cómo decir a la sociedad que se conforme? Es una pregunta difícil, un cambio de modo de vida es muy difícil”. Hervé Kempf no se resigna y seguirá trabajando desde Le Monde, la revista medioambiental Reporterre, sus libros, conferencias,... por un cambio en el modo de vida, la búsqueda incansable de unos bienes comunes y la esperanza de unas relaciones humanas mucho más fuertes.



“CÓMO LOS RICOS DESTRUYEN EL PLANETA” de la editorial Clave Intelectual, Madrid 2011.
Hugo Chávez en la COP15 del 16 de Diciembre de 2009: “Uno de los mejores libros que denuncian la situación actual, la destrucción del planeta”.
Juan López de Uralde, exdirector de Greenpeace  España y fundador de Equo: “Aporta mucha luz y sugerencias para encontrar caminos que nos permitan confluir en un modelo alternativo”.